jueves, 28 de abril de 2016

EN HOMENAJE A VALENTÍN GARCÍA YEBRA, GRAN TRADUCTOR Y FILÓLOGO


                                                                                                                 Guojian Chen

   
          Hoy es el 99º aniversario del nacimiento de Valentín García Yebra (Lombillo de Los Barrios, El Bierzo, 28 de abril de 1917 – Madrid, 13 de diciembre de 2010), gran traductor (del griego, latín, alemán, inglés, francés, portugués e italiano)  y  filólogo español, miembro de número de la Real Academia Española. Como uno de sus amigos, no puedo menos de recordar emocionado los momentos en que estábamos juntos, con el corazón agradecido, por las ayudas y apoyo que de él he recibido.  
        Conocí a don Valentín primero a través de sus libros, cuando trabajaba yo en la Universidad de Lenguas Extranjeras (hoy Universidad de Estudios Extranjeros) de Guangdong (Cantón)  como profesor de español. Estaba encargado de preparar, junto con el profesor Zhao Shiyu, de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, Curso de la traducción del chino al español, un libro que serviría, según la instrucción del Ministerio de Educación China, para las universidades chinas en que se enseñaba español. Tanto Zhao como yo habíamos leído con sumo interés los libros de don Valentín sobre la teoría y práctica de la traducción, que era el único autor  prestigioso de este tema en el mundo hispánico. Sus enseñanza esclarecedoras nos ayudaron a pensar y en nuestro libro publicado en 1989 en Pekín introducimos y encarecimos las siguientes palabras suyas como un principio orientador  para todo el que aspire a ser buen traductor : "La regla de oro para toda traducción es, a mi juicio, decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo con la corrección y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce” (Teoría y práctica de la traducción, Madrid, Gredos, 1997, pág. 45.).
       Le conocí personalmente en octubre de 1988, cuando estaba yo en Madrid con una beca de investigación que me concedió el Ministerio de Exteriores de España como hispanista chino. Durante tres meses de estancia nos vimos tres veces, hablamos de la traducción, le hablé de la admiración de los profesores chinos por sus obras, me regaló un libro suyo y yo le dediqué mi primer libro publicado en España: Poemas de Tang, edad de oro de la poesía china, editado por Cátedra muy casualmente cuando estaba yo en España, libro que le gustó mucho. Más tarde, le envié otro libro mío Poemas de Li Po (Li Bai), publicado por Icaria en Barcelona, que le gustó también. 
          En 1991 volví a Madrid, para quedarme definitivamente, como residente madrileño. Desde entonces nos vimos muchas veces, algunas en la Real Academia, pero fue más frecuente que yo fui a su casa cerca del Retiro. Me hablaba de sus experiencias de traducción, y hablábamos sobre todo acerca de la poesía china. Casi cada vez que fui a su casa regresé con un libro suyo que me regaló con afectuosa y cordial dedicatoria. En 2001, publiqué Poesía clásica china (Cátedra), y al preparar la presentación del libro, le invité a asistir e intervenir. Expresó que lo haría con mucho gusto, pero al final no pudo ir por tener ese día una sesión en la Real Academia. Me dio el texto preparado, y fue publicado en septiembre en la revista Leer como reseña del libro. Dice, entre otras cosas: "Leí aquellos dos libros (- Poemas de Tang y Poemas de Li Po) como he leído éste de ahora, con verdadero placer, casi con entusiasmo. La lectura de Li Po me impresionó tanto que me indujo a escribir un largo poema de más de cien versos, titulado Elegía a la luna, gran amor de Li Po". El poema era muy largo y fue imposible publicar el texto completo en dicha revista, pero lo daremos a conocer aquí más adelante. 
          En 2006, cuando terminé Poesía china caligrafiada e ilustrada, le pregunté si podría prologar el libro. Lo aceptó y lo hizo muy pronto, y eso fue a sus 89 años de edad. Me quedé emocionado y muy agradecido. Su estímulo y apoyo ha sido importante para que tuviera yo ánimo y valor de continuar con  mi labor de la traducción de poesía china, ya que como todo el mundo sabe, componer la poesía es uno de los trabajos peor pagados del mundo, y traducir poesía de un país lejano como China, es pura y simplemente por el amor al arte. Sin embargo, la reacción del académico tras la lectura de estos libros es para mí una gran recompensa y tengo que contentarme.               



                      2007, Guojian Chen en casa de don Valentín          García Yebra


 
Reseña de don Valentín sobre mi libro "Poesía clásica china", en 2001. 




    
  Guojian Chen entre Valentín García Yebra y Camilo José Cela, 2001, en la Real Academia.




                                                       Parte de los libros que me regaló don Valentín



                 POEMA DE VALENTÍN GARCÍA YEBRA 

  






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